CAPÍTULO 7
LA RESPUESTA DE JUDIT Y LA GUERRA ESPIRITUAL
Satanás quiere que creamos esta mentira: Yo soy como soy.No puedo cambiar. No tengo esperanza.
¿Cómo puede uno empezar a experimentar la libertad del temor y la vergüenza? Judit se preguntaba esto.
La vida de Judit hubiera podido ser diferente. ¿Por qué llevó tanto tiempo para que alguien escuchara su clamor por ayuda? ¿Cuántas veces fue a la cama llorando por abuso o hambre? Me duele el corazón de sólo pensarlo. La mayoría del mundo está esperando por tan sólo una Palabra acerca de Dios.
Judit era hija ilegítima. Desde los ocho años hasta los catorce fue molestada sexualmente por sus hermanastros. A los catorce fue expulsada de la escuela por incorregible. Fue puesta en un hospital estatal, donde fue internada por cuatro años hasta que cumplió los dieciocho. Entonces fue desalojada y abandonada a su suerte. No sabía otra cosa que hacer que prostituirse, así que eso fue lo que hizo. Posteriormente se casó creando así su pequeño infierno en la tierra. Tuvieron mellizos y uno resultó con síndrome de Down. Judit hizo ocho veces un genuino esfuerzo por suicidarse. La octava vez fue internada en un hospital privado. Aquel sábado de mañana se descubrió que ella no tenía dinero. El siquiatra que la atendía le dijo entonces “Vamos a tener que mandarla a un hospital estatal”. Esta noticia le bloqueó la mente a Judit, y cuando él dejó la habitación ella intentó por novena vez quitarse la vida. ¿Sabes lo que pasa en los hospitales los domingos? Nada. Así es que el lunes a la mañana volvió el siquiatra y le dijo “Ya hemos hecho todos los arreglos para transferirla al hospital estatal”. Ese momento fue más de lo que ella podía soportar.
El martes a la mañana el médico volvió para anunciar el traslado. La enfermera estaba allí y le dijo “Judit tiene algo que decirle, Doctor”.
Él dijo, “¿qué?”
Ella le dijo, “Esto”, y le dio un notita. “Querido Padre Celestial, ¿hay alguien en el mundo que me pueda hablar de Ti? Firma, Judit”
El siquiatra se guardó la nota en el bolsillo y procedió a hablarle del Padre Celestial y de Su amor. Judit ya no está más en el Hospital Estatal, tampoco ha vuelto a intentar el suicidio. Ni está tratando de deshacerse de sus hijos. Ella es toda una nueva persona esperando por una Palabra de Dios. ¡Si tan sólo alguien le hubiera contado a Judit lo que estoy a punto de compartir contigo ahora!
EL CAMPO DE BATALLA ES EL ALMA HUMANA
El campo de batalla entre Dios y Satanás es el alma humana. La idea en una batalla es ver cuánto terreno puedes ganar. Satanás trata de ganar terreno a través de nuestros pensamientos. ¿Hay pensamientos que no puedes controlar? Mientras halla pecado oculto, se le está dando control a Satanás. ¿Te recuerdas de alguna vez que pensaste en suicidarte? Reconoce esos pensa- mientos y en oración recupera ese terreno que cediste. Pide a Dios que remueva todo obstáculo para escuchar su Verdad. “Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo” (2 Cor. 10:4,5 NIV)
La amargura le da terreno a Satanás (Ef. 4:27) Si nos amargamos Satanás construye una fortaleza en ese terreno, una fortaleza de ideas equivocadas, falsas conclusiones y malos conceptos. Este es un asunto muy serio. Otras maneras de ceder terreno es a través de la ansiedad, temores, depresión, lascivia, odio, au- torechazo, mal uso de medicamentos, drogas, perversión, falta de perdón, enfermedades imaginarias, alcohol, música rock, infidelidad, sexo fuera del matrimonio, fraudes, lujuria, leer el horóscopo, jugar a la Ouija, leer las manos, mentir, envidia, celos, vanas imaginaciones, ... odio, pornografía, y la lista sigue.
EN ESTOS ‘TERRENOS’ QUE SE RINDEN, SATANÁS CONSTRUYE SUS FORTALEZAS.