El libro ofrece un viaje por las distintas fases de mi vida, parte de mi ciudad natal, Ahuacatlán, Nayarit, en donde viví mis años de niñez y juventud y en donde aprendí a valorar lo maravilloso que es esta vida. Allá, en esos lejanos años, mi vida transcurre entre mis padres, hermanos, parientes, amigos de la familia y mis amigos, a quienes recuerdo cariñosamente como mi pandilla.
Por aquellos años, la vida era menos complicada que la actual, y disfrutábamos de otra manera, solíamos pasarnos entre el río, en donde nos metíamos a nadar, para continuar nuestras andanzas por las grandes huertas de aguacates, de mangos, de guayabas, disfrutando de todo lo que nuestros sentidos nos lo permitían, tales como los maravillosos paisajes, las combinaciones de colores, los memorables olores, que al sentirlos hoy, me trasportan a esa época. Y qué decir de las corridas de toros a las que mi padre me llevaba y en donde él participaba con la orquesta familiar, o de las caminatas por calles y cerritos para llegar a la capilla de la Santa Cruz, o las fiestas del patrono del pueblo, San Francisco, cada mes de octubre. En fin, tantos maravillosos recuerdos que intento trasmitir en mis propias palabras, sencillas.
De mi pueblo querido, guardo buenos e insuperables recuerdos, y como todo en la vida, llega el momento en que nuestras necesidades y horizontes cambian y por lo mismo me vi en la necesidad de salir y continuar mi vida en Mazatlán, Sinaloa, en donde se empezó a afianzar, más y más el gusto por la música y la composición; ahí conocí a gente que compartía mi gusto por la música, a la cual me sentía yo muy atraído desde temprana edad, digamos que desde la edad de 12 o 13 años cuando empecé a escribir poemas.
El gusto por la música nunca se ha separado de mi, toda mi vida trascurre entre la familia, mi trabajo, mis amistades y mi gran afición por la composición, y así, cuando finalmente llego a Nogales, Sonora, mi tierra por adopción, ya tenía firmemente arraigado este gusto, y aunque nunca me dediqué profesionalmente, y sólo en periodos cortos dejé de tener contacto con ella, siempre, de una u otro forma, ya sea en ratos libres, ya sea sacrificando un poco de tiempo familiar, me las ingenié para dedicarle tiempo a mi gran afición.
Así, quien me conceda el honor de leer estas memorias, leerá una parte de mis poemas y canciones que he escrito a través de los años y que se mezclan entre los relatos y vivencias.
Termino diciendo que fui y soy feliz con lo que me ha tocado vivir; son abrumadoramente más los buenos recuerdos que los malos y sólo relato los primeros. Espero que de alguna forma estas memorias logren trasmitir lo que me propuse: dejar constancia de lo maravilloso que es la vida y más aun cuando se encuentra uno acompañado de familia y amigos tan extraordinarios.