¿Corredor o Espectador? Correr para estar y sentirse bien

Estoy por llegar y pienso: –tengo que terminar, no me voy a dar por vencido, no aquí ni ahora. El dolor intenso invade mi cuerpo y me es difícil respirar. Con lágrimas en los ojos y dando una fuerte inspiración, aprieto mis puños por acto reflejo, levanto la mirada y retomo mi postura de corredor, sin embargo, la falta de fe, de energía y el intenso dolor me obligan a retomar la postura sobreerguida e incorrecta. Después de varios intentos me es difícil mantenerme, creo estar cerca del final, de mi final, cuando de repente escucho la voz de un espectador muy peculiar, quien rompiendo con el silencio y saliendo de la fila de espectadores me ha lanzado una ráfaga de alicientes frases, de energía pura y de fe. Se incorpora junto a mí los últimos metros para concluir con éste, el más amargo, el más cruel de los retos, “el reto conmigo mismo”. Una actividad tan simple como el correr puede traspasar fronteras, hasta convertirse en un hábito de vida que puede traer consigo salud, satisfacción y convivencia, hasta el fino punto de convertirse en un reto personal con metas y objetivos diferentes. “¿Corredor o espectador? Correr para estar y sentirse bien” es una obra de valores, de oportunidades, de decisión, de retos y de fe.