Cambios sin retroceso.
Heylel desciende lentamente a la Tierra, aunque su tamaño en el
espacio etéreo es colosal aun para sus hermanos, puede manipularlo a
conveniencia, habilidad especial que solo los príncipes potentados como él
tienen, de ropaje dorado, alas deslumbrantes como el sol mismo, hermoso
ser que refleja en su rostro la divinidad del Creador; además de ser el más
cercano. Una vez posado sus pies en el suelo, percibe lo maravilloso de
ese planeta, muy distinto a los espacios etéreos donde habita, sin montañas
gigantescas, sin grandes cantidades de piedras preciosas, más bien solo
un esplendor verde por doquier, arboles y ríos conviven allí en completa
calma, pero es esa simplicidad es lo que le da un cierto encanto, el viento
juega con sus alas, rodeándole la cara con aromas exquisitos, el aroma
dulce de las flores, de los arboles imponentes y de la vida misma. Siendo
un ser tan cercano al Señor, su fuerza y poder es superior al de la mayoría
de sus hermanos, lo que acrecienta su vanidad, un sentimiento no muy
común entre sus hermanos pero que brinda satisfacción. Observa a Adán
y su compañera, un sentimiento extraño pero fuerte nace en él, la envidia
de que seres tan modestos sean ahora los preferidos y peor aún, la orden
es protegerlos, amarlos, sintiéndose degradado, el fácilmente supera en
todo a esos inferiores seres atrapados en la Tierra, que no pueden luchar,
ni valerse por sí mismos, que necesitan la protección de seres superiores
creados en el espacio etéreo.
El resto del día lo pasara mirando su comportamiento, para descubrir
que los hace tan especiales, saber el porqué de llenarlos de gracias y
regalos.
Mientras tanto, ignorando la presencia del príncipe, Raziel camina junto
a Lilith siguiendo la corriente del rio Mabel, momento en que inicia una
fresca llovizna, caminan entre las rocas con musgo tan suave al tacto,
el murmullo de las gotas de agua que caen en el manantial dulce, la luz
multicolor del arcoíris que se crea en ese naranja atardecer, Lilith es una
mujer hermosa, de cabello negro y lacio, de labios rojos que incluso
superan en delicadeza a las rosas, para Raziel ninguna otra creación
en la tierra es tan hermosa, al tomar su mano se percata de su suavidad
y fragilidad, su mirada es absorbente, tan brillante y encantadora, dos
luceros de los cuales emana un destello violeta apenas perceptible, se
siente tan emocionado de reflejarse en unos ojos tan bellos, Lilith es de
mentalidad juguetona y curiosa, por momentos brinca de roca en roca
sin razón alguna solo por el hecho de estar viva, señala con una sonrisa
tierna a una mariposa amarilla que pasa por el lugar, todo el tiempo
hace preguntas de lo que sea que vea, en poco tiempo gana el corazón
de su acompañante, quien dejándose llevar por el momento, la levanta
suavemente y lleva a lo alto de montañas, por encima de ríos de agua
cristalina, mostrándole el paraíso, ella no podría estar más agradecida
con tan paciente guía
quien le dice.- Como veras, este lugar nunca dejara de sorprenderte,
bosques con raíces en el agua, selvas donde hay tantas plantas distintas
que seria casi imposible descubrir todas sus propiedades, es muy especial
en comparación con los millones de mundos que conforman este universo,
me gustaría mostrarte esos lugares tan lejanos, planetas en su totalidad
congelados y extrañamente con lunas volcánicas, también hay planetas
tan grandes que la tierra en comparación con ellos es apenas un lunar, lo
que hace a este lugar tan especial son ustedes, comprendo bien porque
mi Señor los ama, sin ustedes, este lugar no sería importante y sin ti, todo
esto me parecería un simple desierto- El paseo llega a su fin, dejándola
con su pareja Adán, para después retirarse hacia el trono divino.
Poco tiempo ha pasado y Lilith muestra inconformidad con las órdenes,
no es de su agrado tener que servir y obedecer a alguien que tiene el
mismo sentido de vida que ella, alguien de igual modo creado, del mismo
origen, la tierra que pisan, por lo que con los brazos levantados al cielo,
ruega al Señor la escuche, quien acude para saber que ocurre con su hija,
haciéndose presente en la Tierra, permitiéndole hablar libremente.- En
mi corazón solo tiene lugar usted Señor, a nadie más amare y obedeceré,
suplico no me obligues doblegarme ante alguien igual a mí, la tierra
es la misma aquí en el valle que la que se encuentra en el bosque, no
debería haber alguien que se doblegue ante otro en este lugar perfecto,
me resulta humillante la orden de obedecer a Adán, prometo que ambos
te serviremos con eterno agradecimiento por la vida que nos diste, por el
honor de vernos a los ojos, el campo es hermoso, los atardeceres cálidos e
irrepetibles, además los guardianes no dejan de mostrarnos las maravillas
que nos rodean, las flores de aroma dulce, montañas que retan al cielo
en altura y bosques abrigadores cargados de frutas que son un manjar.
No soy desagradecida, solo quiero que mi obediencia y amor sean para
usted, mi señor.- las palabras emanadas de la boca de Lilith son puras,
honestas, no miente, se siente menospreciada y no cambiara de parecer,
actitud que resulta retadora, pues ha cuestionado el mandato divino, algo
imperdonable, para muchos guardines resultan ofensivas esas palabras,
tal pareciera que Lilith no entiende el regalo que poseen, siendo esto la
causa de la perdición del paraíso, que hasta en el nombre se parece ante
quien se le ordeno doblegarse, “Edén”, es desterrada, debe retirarse a
las tierras oscuras y estériles, donde solo el dolor perdura, donde no hay
guardianes ni guías, tendrá que arreglárselas para vivir, pues la tierra
por sí sola no brindara satisfacción alguna, sin comprender bien por que
recibe tal respuesta a su plegaria, sale del Edén, sus lagrimas resbalan a
través de su manos que cubren su rostro parecieran diamantes cayendo
a la tierra, marcando el camino hacia la soledad.