En 1968, Allen Barton, sociólogo de la Universidad de Columbia, describió la estrategia dominante de la investigación en ciencias sociales de la siguiente manera:
"Durante los últimos treinta años, la investigación social empírica ha estado dominada por la técnica de encuestas por muestreo. Pero esta práctica de usar muestras aleatorias equivale a pasar a los individuos a través de un molino de carne; los arranca de su contexto social a la vez que garantiza que ninguno de ellos interactúe con ninguno otro de la muestra. Es como si un biólogo colocara a sus animales de laboratorio en una máquina de hacer hamburguesas y observara hasta la mínima célula de ellos a través del microscopio: La anatomía y la fisiología se desvanecen, la estructura y la función desaparecen, y el estudio se queda en el nivel de la biología celular. . . Si nuestro objetivo es entender el comportamiento humano más que sólo describirlo, tenemos que saber acerca de grupos primarios, vecindarios, organizaciones, círculos sociales y comunidades; acerca de interacción, comunicación, expectativas de rol y control social."
La afirmación de Barton fue verdadera entonces y lo sigue siendo hoy día. La mayoría de la investigación social estaba y está centrada exclusivamente en el comportamiento de los individuos, pero deja de lado la parte social del comportamiento; la parte que se refiere a la manera en que los individuos interactúan y ejercen influencia unos sobre otros.
Afortunadamente para todos los que nos resistimos a estudiar el mundo social como si fuera carne de hamburguesa, hay, y siempre habido, una alternativa. Algunas investigaciones sociales han centrado su atención de manera consistente en las relaciones sociales que ligan a individuos, más que en los individuos mismos. Este tipo de investigación que estudia lazos entre objetos es llamada estructural.
El enfoque estructural no se limita al estudio de relaciones sociales humanas y está presente en casi todos los campos de la ciencia. Por ejemplo, los astrofísicos estudian la fuerza de atracción mutua de los planetas del sistema solar para explicar sus órbitas; los químicos moleculares examinan la manera en que diferentes tipos de átomos interactúan para formar distintos tipos de moléculas; los ingenieros eléctricos observan cómo las interacciones entre varios componentes electrónicos—como condensadores y resistencias—afectan el flujo de corriente en un circuito, y los biólogos estudian las maneras en que cada especie de un ecosistema interactúa con otras y las afecta.
En ciencias sociales, el enfoque estructural basado en el estudio de la interacción entre actores sociales es llamado análisis de redes sociales. Las relaciones que este enfoque estudia son por lo general aquéllas que ligan a individuos humanos, aunque también puede tratarse de relaciones entre individuos no humanos, como las hormigas, las abejas, los venados, las jirafas o los simios. O también pueden ser lazos entre actores que no son individuos—los analistas de redes a menudo estudian lazos entre grupos y aún entre estados-nación y organizaciones internacionales.
El enfoque de redes sociales parte de la noción intuitiva de que la trama de los lazos sociales en que los actores existen tiene consecuencias sociales importantes. Entonces, los analistas de redes buscan descubrir varios tipos de entramado para tratar de determinar las condiciones bajo las cuales éstos emergen y descubrir sus consecuencias.
La idea de que vale la pena estudiar patrones de lazos sociales es probablemente muy antigua. Por ejemplo, en la Biblia se recalca la importancia de las genealogías, y los nobles hawaianos tenían que memorizar docenas de nombres de generaciones de ancestros como parte de su educación.
Antes de que apareciera el análisis de redes sociales contemporáneo, los investigadores solían echar mano de al menos una de las cuatro estrategias comunes para lidiar con hechos sociales de carácter estructural. Algunos de estos estudiosos aclararon y extendieron la intuición estructural de base; otros recolectaron información detallada de actor-por-actor para hacer examen sistemático de patrones sociales; otros más desarrollaron procedimientos para producir esquemas visuales de entramados de lazos, y aún otros se dieron a la tarea de traducir a lenguaje matemático y computacional las propiedades de tales patrones. Pero es sólo recientemente que estas cuatro estrategias fueron integradas en un paradigma organizado de investigación; las cuatro se han convertido en características fundamentales del análisis de redes sociales y en su conjunto definen a este campo:
1. El análisis de redes sociales parte de la intuición estructural de la existencia de lazos que ligan a actores sociales,
2. está basado en información empírica sistemática,
3. hace amplio uso de imágenes gráficas, y
4. utiliza modelos matemáticos y/o computacionales.
Más allá del uso de estas cuatro estrategias, los analistas de redes sociales contemporáneos reconocen que existe un amplio rango de hechos empíricos que pueden ser explorados a través de sus patrones estructurales.