El amor que se perdió

El hijo del gobernador era un muchacho déspota, grosero, nadie lo aguantaba por su mal carácter, quería que la gente lo respetara y le tuviera miedo, no era feo pero su mal genio lo hacia antipático, su nombre Kevin Larios el estaba perdidamente enamorado de Margo, por eso obligó a su padre para que fuera hablar con don Miguel porque Kevin quería casarse con ella.

Esa noche Marfelia agacho la cabeza y le dijo, créeme que no va hacer muy fácil, Margo tiene tu carácter.

Don Miguel le dijo, por favor mujer ayúdame, necesito que me apoyes en esta decisión que he tomado, los dos se acostaron a dormir para levantarse a otro día, querían buscar el momento perfecto para decirle a Margo la decisión de los dos.

Margo ese día se levanto tarde, le hablaron para que se fuera almorzar, sus hermanas y ellas platicaban se reían, pero Margo noto que sus padres estaban callados sin decir ninguna palabra e incluso, ni siquiera probaban el almuerzo, ella no les quiso preguntar su angustia decidió dejarlos, terminaron de almorzar y las cuatro decidieron ir a la plaza en la tarde, a caminar y a tomar los tés fríos, porque estaban muy deliciosos al llegar el atardecer se fueron directo a la plaza llegaron a la fondita, se sentaron y ahí estaba Caí.

El temblaba de los nervios solo de ver a Margo, sentía que hasta las manos le sudaban, Mercedes fue atender a las muchachas y Caí siguió atendiendo las mesas de los lados.

Margo le pregunto a Isabella.

¿Por que el mesero nunca nos atiende a nosotras?

¡Te has fijado! Isabella le contesto, a lo mejor porque siempre está muy ocupado, Mercedes fue a tomarle la orden. ¡Ya están listas! ¿Que van a querer de tomar? Todas pidieron las bebidas, y Margo le pregunto a Mercedes.

¿Usted conoce al mesero? Mercedes la voltio a ver, claro señoría es mi hijo.

Margo le dijo.

¡Hooo no sabía! Sabe tengo una curiosidad, el nunca nos atiende le caemos mal.

Mercedes con mucha dulzura le contesto, ¡no! solo que ya tiene sus propios clientes, y ellos se molestan si no los atiende el, bueno disfruten sus bebidas.

Mercedes se fue y le dijo a Simón.

¡Que crees la muchacha que le gusta a Caí me pregunto por el! Mujer deja las cosas así, ni siquiera le comentes nada a Caí, en eso Caí todo sudado estaba atendiendo las demás mesas paso cerca de la mesa de Margo y ella le hizo la seña que necesitaba algo.

Caí con nervios fue para su mesa.

¡Buenas tardes!