EL SUCIO COLOR DEL VIENTO
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About the Book
No todos los inmigrantes llegan a estados Unidos en busca del “sueño americano”. Muchos se ven forzados a dejar atrás sus raíces sin imaginar siquiera que al llegar a tierra extraña vivirán su peor pesadilla. Fernando Moreno, un exiliado michoacano desarraigado de su pueblo natal por la violencia y la injusticia, despierta un día viéndose acusado de cometer uno de los crímenes más abominables de que se tenga memoria en Nueva York. ¿Logrará probar su inocencia mientras el país entero clama pidiendo para él la pena de muerte?... tal vez no está solo en esa titánica lucha, pero solo un milagro podría ayudarlo a desenredar las redes en que lo tiene atrapado el destino. “El Sucio Color del Viento” es una historia impregnada de dolor, crueldad y muerte, pero también de amor, valentía y heroísmo, y podría ser la historia de muchos inmigrantes mexicanos, víctimas de la discriminación y la corrupción, que terminan sus días sumándose a la lista de ejecuciones por sentencia de muerte en el vecino país del norte.
About the Author
Soy originario de Durango, México. Tuve la suerte de nacer en un ambiente campirano apacible - eran los inicios de la TV comercial y no existían la mayoría de los medios de entretenimiento actuales -, en el cual había tiempo de sobra para leer y dejar volar la imaginación. Dos curiosas anécdotas acerca de mi inicio precoz en la lectura y la escritura, refieren que aprendí a leer a los cinco años, antes de ingresar a la escuela (no existía entonces el kínder o preescolar), y a los siete años no había en todo el plantel nadie capaz de superarme en los concursos escolares; en el terreno de la escritura, a los seis años escribí mi primera autobiografía, si bien me resultó traumático no ser tomado en serio y provocar las risas de los adultos al leer el relato biográfico de alguien que aún no había vivido lo suficiente para contar su historia. Más tarde, a los nueve o diez años, cayó en mis manos una novela de Julio Verne (Cinco Semanas en Globo) y desde ese momento me dediqué a ahorrar cuanto podía para comprar otra. Así llegué a leer la mayoría de sus obras y con ello mi imaginación dio un salto brutal en los albores de la adolescencia. Seguramente mis hermanas menores recuerdan que, habiendo heredado de mi padre una gran facilidad para el dibujo, en hojas de cuaderno elaboraba revistas de bolsillo, completamente ilustradas con historias ideadas por mí, y se las daba a leer en suscripción ficticia. Posteriormente, ya en plena adolescencia, junto a muchas otras obras de autores clásicos, leí las Narraciones Extraordinarias de Edgar Allan Poe y me causaron una profunda impresión, a tal grado que llegué a releerlas varias veces, como casi la totalidad de sus obras. En esa misma época tendría lugar otro encuentro fundamental con el tercero de quienes conforman la trilogía de mis autores preferidos, al leer Intriga en Bagdad de Ágatha Christie. Para entonces, iniciaba estudios a nivel profesional en la carrera de Ingeniería Civil, no obstante lo cual, me dediqué con gran entusiasmo a devorar cuanta obra suya llegaba a mis manos. Esos tres grandes genios han forjado de algún modo mi gusto y mi concepción literaria y hoy puedo decir que, de no haberlos leído, quizás no habría llegado a germinar en mi mente la semilla de la inspiración y la creatividad, requisito indispensable para pasar de la simple afición soportada en capacidades innatas, al decidido empeño por inventar mundos y realidades a base de horas y horas de arduo trabajo y constancia. “La Máscara del Dios Jaguar” es mi segunda novela de corte policiaco y, sin embargo, la primera que concibo desde su origen como novela negra. Lejos de mí la intención de enfrascarme en una definición semántica, hago esta distinción simplemente porque encuentro diferencias sustanciales entre ambas: en “El Sucio Color del Viento”, título de la primera, ocurren hechos criminales en el desarrollo de la trama, y si bien, dos de los personajes principales son agentes investigadores, el mayor peso de la historia radica en su trasfondo dramático. En cambio, en la obra que presento a ustedes a través de estas líneas, la trama completa gira en torno al hecho criminal y todo cuanto sucede en ella, obedece o se desarrolla alrededor del mismo. Mario Vargas Llosa escribió en sus Cartas a un Joven Novelista: “…toda novela es una mentira que se hace pasar por verdad, una creación cuyo poder de persuasión depende exclusivamente del empleo eficaz de una técnicas de ilusionismo y prestidigitación semejantes a las de los magos de los circos o teatros.” En sincronía con el cometido que magistralmente enuncia el laureado escritor peruano – y dejando por supuesto a juicio de los lectores el veredicto final de haber cumplido con él o no -, pongo a disposición de los amables lectores una ficción vestida de realidad (y no lo contrario) en la que los mexicanos quizás podríamos hallar similitudes con nuestra cotidianeidad, si bien, la historia no aborda condiciones privativas de un país o nación (el tiempo y el espa