En Nuestro tiempo es común encontrar personajes obsesionados con el titulo de Líder, conformándose a eso exclusivamente, pero en el terreno de los hechos dando muy pocos o nulos resultados al ejercicio de su posición. Esto no solamente en el campo gubernamental o empresarial, pero en toda área donde se ejerce autoridad. Organizaciones políticas, educativas, deportivas y aun en el ámbito eclesiástico. Así que la autoridad estará en crisis, siempre que quien esté al frente de cualquiera de estas organizaciones este contento con tener simplemente un titulo de jefe, sin decidirse a convertirse en un líder autentico.
Por otro lado se ve poca disposición de miembros subordinados a colaborar con algunos líderes en turno, haciendo que el líder se sienta incomodo de tenerles en su equipo y de trabajar en conjunto con ellos. Esto hace que los resultados de dicha organización tengan muy poco éxito. Lo que necesita dicha organización, es tener al frente no a un arrogante oportunista e inmaduro, o a alguien que auto promocionándose llego a ocupar cierto cargo, sino a un líder autentico.
A medida que el tiempo pasa, nuestro mundo es más complejo. La gente tiene cada vez expectativas más altas; y como consecuencia de ello, es mas demandante lo que quieren para sí mismos y para sus familias. El líder como toda persona tiene deficiencias y talentos que debe de conocer; esto implica entonces mirarse a si mismo dentro de sí, sin auto promocionarse, ser probado, quebrantado y madurar para hasta entonces pueda entender a los demás y reflejar lo que quiere lograr, lo que busca alcanzar con los demás para conseguir el éxito.
Todos enfrentaremos pruebas de diferentes magnitudes y formas en nuestra vida. Pero el fracaso, no se define por el resultado de esos eventos. En realidad, es un producto de nuestra mente, es el producto de cómo escogemos etiquetar y responder a esas situaciones. Cada momento no es más que una oportunidad para ver en qué residen nuestras fortalezas y debilidades. Por eso cuando caemos, golpeados por uno de los grandes episodios de la vida, esto no nos representa un fracaso. Porque siempre podemos elegir levantarnos, posicionarnos y prepararnos para pelear la buena batalla. Sólo que la próxima vez que lo hagamos, lo haremos a sabiendas con nuevas fuerzas provenientes de una positiva perseverancia nacida de las experiencias.
También para entender el desarrollo, el crecimiento, el éxito e incluso la situación moral de nuestros países latinoamericanos, es importante considerar como la aplicación del liderazgo cristiano tiene una grande similitud con la de los gobiernos humanistas seculares, nacidos muchos de estos de una manera incorrecta. Y es imperativo detectar y conocer como el aspecto cultural de cada nación ha afectado la realización de un buen liderazgo practico pero autentico, adoptando formas y maneras que se mantienen vigentes al formato antiguo, impuesto muchas veces por personajes carentes de valores y preparación. Sin la mas mínima ética mucho menos la evidencia de ser un líder que ha sido procesado y como resultado refleja autenticidad.
Antiguamente, cuando las grandes murallas de las clases sociales hacían casi imposible que alguien se convirtiera en líder, para muchas personas resultaba que el liderazgo se heredaba, ya que era común que los líderes surgieran de familias ricas, influyentes o aristócratas. Cuando se derrumbo la aristocracia, se hizo obvio que los líderes provenían de todos los estratos sociales, y esta experiencia nos enseña que el liderazgo es algo más complejo que haber nacido con los genes adecuados o en la familia indicada, aunque, por supuesto, no dejamos de reconocer que algunas personas nacen con algunos dones naturales que les facilitan su relación con los demás, pero tampoco significa que esto les asegure un liderazgo autentico.
Entonces ¿Cómo ser un líder practico pero autentico? ¿Cómo ejercer un liderazgo motivador con los subordinados? ¿Cómo lograr que la gente de mi equipo se interese en ser más participativa y comprometida? ¿Cómo podemos generar en ellos una mayor pasión hacia nuestra visión? ¿Cómo incrementamos la lealtad y convicción de la gente que lideramos?
Estas son entre otras, algunas de las respuestas que le brinda este interesante ejemplar de Saúl Calderón Alvarado, el cual no solo cambiara su vida, sino afectara profundamente a la de los que le rodean y reciben influencia de parte suya.