Como pudieron arribaron a Carentan, para ello confiscaron
un jeep todo terreno, el amanecer estaba ocurriendo y aun eran
perseguidos por una escuadra alemana que logró interceptarlos por la
empalizada norte del pueblo gauletiano. Vertiginosamente se quitaron
la ropa y arrojaron el armamento para despistar a los alemanes,
se metieron por la ventana de una casa contigua a una tienda de
abarrotes, aguardaron evadir a los teutones. Posteriormente, ingresaron
a una residencia burguesa, hurtaron semejantes indumentos acordes a
la vestimenta ricachona y se infiltraron en la sociedad francesa. Violette
les permitía el pláceme verborrágico, puesto que Nathan y Rowan no
hablaban el idioma local.
Continuaron con el plan hasta llegar al centro de Carentan,
ya había caído la noche y tras horas de sigilo movimiento, no así
mismo precario, dieron con la casa de seguridad comprada por un
prestanombres local. Se cerraron a sí mismos con candados especiales
y no escatimaron en protección de ventanales, estaban aturdidos por
la traición de un miembro de la resistencia. No obstante, esos eran los
riesgos de ser espía.
–Kevin Lein no era de fiar, lo sospeché desde que llegamos al
granero. Su mirada no era honesta.
–Pudiste decírmelo.
–Era solo una sospecha, también podría equivocarme.
–Tu filtro pudo salvar a nuestros compañeros…
– ¡Basta Rowan! Tenemos la fortuna de salir vivos de la
emboscada. Sé que están cansados y molestos. Nos recuperaremos,
mientras hagan las compras habituales de víveres en el mercado,
saldremos por los crepúsculos y eviten charlas ajenas. Iré a contactar a
Marcel Girard. Él nos espera desde hace mucho.
– ¿Es otro resistente local? ¿Cómo sabes que no nos traicionará?
–Yo respondo por él, Violette. Descuida, he trabajado con Marcel
hace un año cuando estuve de encubierto aquí. Él es confiable. Saldré
temprano a buscarle, no tardaré demasiado. Estén siempre preparados.
Replicó Nathan.
Aunque los franceses continuaban con sus fiestas de año
nuevo, los espías ingleses se mantenían enfocados en sus misiones;
confeccionaban vestimentas para infiltración social, diseñaban armas
de corto alcance para escape rápido, entre otras cosas. No por ello
eran los mejores de la división. El viernes de la eterna semana que
sobrevivían en la casa limítrofe, Violette y Rowan recibieron a su
comandante nuevamente, tras haberse ido desde hace tres días. Volvió
con Girard y un grupo de cinco hombres, quienes eran los pocos
gendarmes de la resistencia local.
Trajeron consigo diversas municiones para armamento pesado y
material para fabricar bombas de saboteo. Girard y Nathan mantenían
conversaciones vagas sin sentido, ya que no podían confiar en la
colonia donde se hallaban, era notorio que quizá el ochenta por
ciento de la población eran colaboradores, fácilmente delatarían a
los miembros de la resistencia. Por lo que las misiones de saboteo
rara vez se ejecutaban. No obstante, Girard se mantenía terco sobre
el reclutamiento, incluso el agente Rowan estuvo de acuerdo. Una
escuadra no podría hacer mucho, aunque la confidencia fuera un
riesgo necesitaban más hombres y mujeres leales a su patria. Capaces
de dar su vida por ella.