Nueva Contribución a la Crítica de la Educación

IV. EDUCACIÓN PARA LA MENTE Y LA SOCIEDAD.

1. Transdisciplina y pertinencia.

Por definición, ninguna disciplina está en contacto directo con la realidad; la tras-disciplina sale de los muros de la universidad para ser una con la realidad. No puede haber trans-disciplina junto a las disciplinas. Pronunciados estos ukases, entremos en materia.

La escuela se ha separado y extraviado la realidad en el camino; precisa volver a ella, reencontrarla. La trans-disciplina puede ayudar a unir, aunque sólo en el nivel teórico, la escuela y la sociedad, la mente y la prosperidad.

En el nivel práctico operativo, la innovación educativa debe hacer la tarea.

A la sociedad de conocimiento, la que lo produce en vez de sólo consumirlo, se conforma un sistema educativo de la misma naturaleza; la estructura y la forma; según Orström Möller, depende de la clase de sociedad a la que sirve -agrícola, industrial, no material- mientras la forma de la estructura social con sus ámbitos de invención cultural determina qué tan grande será la porción de la población con acceso al sistema educativo. El desarrollo de la estructura social condiciona la extensión de la educación correspondiente.

Pero no sólo la proporción de la población a educar, sino la forma de hacerlo cambia de una sociedad a otra. En la sociedad no material, a la que apenas si se asoman la mayoría de las sociedades latinoamericanas, que es la sociedad más determinada, continúa Orström Möller, debe educarse de modo opuesto a cómo se hacía en la era industrial en la que era primordial enseñar las respuestas y repetirlas, mientras ahora:

“La computadora proporciona los cálculos—más barato y más fácil. Entonces, los retos se convierten en cómo hacer las preguntas correctas, cómo definir los problemas y cómo escoger entre varias alternativas ofrecidas por la computadora”2

En la sociedad no material, cierra Orström Möller, “ya no sólo es obsoleto el sistema ‘excavador’, de búsqueda de respuestas en la estructura oculta de los textos, sino que su valor agregado es negativo porque pone un obstáculo -el modo equivocado de pensar- en el camino de las personas y la sociedad”.3

La pregunta oportuna es: tenemos el tipo de educación con el tipo de sociedad industrial que todavía somos o, llamando a las puertas de la sociedad de conocimiento debemos diseñar y establecer el tipo de educación idóneo para la sociedad no material?

¿Bastará con cambiar el ‘modo equivocado de pensar’ que según Orström Möller caracteriza a la educación de tipo industrial trasplantada a nuestra época o, yendo a fondo ¿requerimos cambiar el modelo de educación industrial por el de una educación para la sociedad no material que aspiramos a ser?

Respecto de la caracterización de la educación de tipo industrialista es preciso precisar que, en opinión personal, no se trata tanto de un modo equivocado de pensar, sino de un modo definitivamente insuficiente, un poco menos grave.

El ‘equivocado’ de Orström Móller es un modo rezagado respecto del movimiento de la sociedad. Consiste en una expresión lineal de sí misma; si tuviéramos el segundo, mentaríamos sus relaciones con pensamiento sistémico de la siguiente manera: el sistema de acciones creativas es el sistema de ↔ la revolución copernicana en la educación significa realizar el sistema de acciones creativas. La expresión puede leerse en cualquier dirección puesto que los dos elementos que componen el sistema: revolución copernicana y sistema de acciones creativas, interactúan. Al expresar la idea en un lenguaje secuencial común, lo estoy haciendo como si primero hubiera tenido un pensamiento y luego otro, cuando lo que tuve fue una visión circular que no puede emerger de la linealidad sumatoria sino de la visión integradora que corresponde más a la naturaleza de nuestra mente. Es imposible expresar lo no lineal en el lenguaje conceptual lineal.El entendimiento, donde lo lineal simple toma su lugar como parte de lo complejo es visto mejor desde la visión de la totalidad y con un lenguaje no lineal; la escritura secuencial no le es propia.

De aquí la dificultad de explicar en un libro o por escrito lo que es la no linealidad u otredad. No es un contenido más ni forma parte de lo que se aprende como disciplinas particular; tampoco materia especial a poner al lado de las otras disciplinas y, por el contrario y como ha dicho Bateson, es un aprendizaje de segundo nivel característico de la sociedad no material.

2. Concepto de pertinencia

Como dice Morin: hoy es necesario inventar un nuevo modelo de educación ya que estamos en una época que ofrece la oportunidad de difundir otro pensamiento. De ahí que sea esencial aclarar el concepto de pertinencia. Pertinente es la educación que sirve a su tiempo y su sociedad y se corresponde con el rasgo epistemológico característico de su época y forma de producción social. El de la era industrial fue la reproducción de conocimiento; el de la civilización entrante debe ser el de creación de conocimiento a partir del que se tiene.

El cambio es de entraña cualitativa; no se trata de producir más conocimiento sino de generarlo de manera diferente y el modo de hacerlo es emplear el que ya se tiene como herramienta para producir conocimiento fresco.

Los países que permanezcan en el modo antiguo y restringido a transformar la materia bruta quedarán rezagados. La educación, por lo tanto y para ser pertinente a la época, debe promover el nuevo modo de construcción del conocimiento y formar a las nuevas generaciones en la mente innovadora y no restringidamente en la repetición memorística de los conceptos simples y aislados de contexto.

En un sentido más profundo, la distinción de los conceptos de pertinencia y transdisciplinaridad resulta indispensable para el rediseño educativo e implica investigar y determinar la relación recíproca del sistema educación-sociedad, asumir la necesidad de la revolución copernicana en educación, fijar el modelo trans-disciplinario como ideal por alcanzar y avanzar hacia la asunción plena del paradigma de la innovación.

La pertinencia sistémica, en específico, es la adecuación determinada de la función del sistema educativo a las nuevas condiciones y necesidades de la estructura social multinivel (ver modelo de educación-innovación de Apostel); la adecuación ha de ser recíproca entre el sistema educativo, como totalidad de elementos interrelacionados, y la sociedad nacional como proceso constante de cambio no lineal pero que avanza constantemente hacia un mayor grado de organización.

Es necesaria porque la subsistencia de la totalidad en la cual está inmerso el sistema requiere el equilibrio entre los elementos que lo componen, y es recíproca porque sistema educativo y sociedad nacional constituyen una unidad diferenciada co-evolutiva de dos elementos, donde el primero puede incidir sobre la sociedad, y el mejoramiento de la sociedad, a su vez, afectar favorablemente a la educación.

Como adaptación al desequilibrio crítico y en el límite entre educación y sociedad, el sistema educativo, elemento funcional de esta relación dual, debe elevar su complejidad para compensar y recobrar el equilibrio original. La pertinencia formal abstracta, sólo en las intenciones y en el papel, no es suficiente.

La sociedad, el otro elemento de la relación, ya no es una estructura simple de producción semi-artesanal para la subsistencia, con un pequeño sector de profesionistas para dar a la población los servicios sociales indispensables de administración, legalidad, construcción mínima y cuidado de la salud para los cuales basta un sistema profesional de formación;